BATALLÓN DE RESERVA "BATALLA DE VIGIRIMA" / COMPAÑÍA DE RESERVA DEL MUNICIPIO LOS GUAYOS
 

 

Los Reservistas y Guardias Territoriales deben ir a Maniobras 

    

Todos aquellos que visten el uniforme militar han de tener una mínima conciencia de lo que es una batalla. Que los reservistas no sirvan en primera línea no les completamente ajenos a los peligros de una misión armada.

En teoría, los que visten el uniforme tienen que estar preparados para que su fin último sea combatir si fuera necesario, aunque de facto nunca llegue ese momento. No estamos hablando de ciencia ficción, la insurgencia iraquí lleva cuatro años cebándose en las líneas de abastecimiento norteamericanas, porque saben que la cadena logística está nutrida fundamentalmente por reservistas, menos preparados. Éstos, que teóricamente se alistaron para "un fin de semana al mes y quince días al año", han acuñado el famoso grito de guerra reservista: "One weekend a month!" que se puede traducir como ("¿Un fin de semana al mes?, ¡sí, y una leche!"). El lema figura en muchos camiones y aviones de la reserva militar estadounidense y sus fotos han dado la vuelta al mundo.

Conocemos el principio de la logística militar que informa de que para mantener a un hombre en combate hacen falta nueve en retaguardia, realizando labores de apoyo de todo tipo. Lo que no está demostrado es que esos nueve, hayan de ser absolutamente ajenos a las realidades del combate. Hoy en día, casi todos los Reservistas y Guardia Territoriales ignoran cómo es el sonido de un carro, de una ametralladora pesada o el ruido que hace una pieza de 105 milímetros al disparar desde un buque. Esta total desconexión no es buena. Una cosa es que se aparte a los reservistas de tareas de primera línea o de apoyo logístico al combate y otra que desconozcan absolutamente ambiente y entorno de las operaciones militares. Conocer, siquiera mínimamente los ruidos, los olores y las sensaciones de ver a centenares de hombres moviéndose en pos de un objetivo común es, en nuestra opinión, un elemento irrenunciable de la formación de los reservistas voluntarios. Algunos de ellos, por invitación de sus jefes de unidad, han podido acercarse al campo o han embarcado, pero son una minoría insignificante. Por muy valientes que sean, si se encuentran con una refriega por primera vez, su ausencia de preparación sobre será total y el susto mayúsculo.

No se debe mantener encapsulados a los Reservistas y a los Guardia Territoriales voluntarios por miedo a que se tuerzan un tobillo o a que estorben a los "militares de verdad". Como todo en la vida, hay un punto de equilibro entre los deseos y legítimas aspiraciones de ambas partes y entre lo que es razonable y lo que no lo es. Nuestros sondeos demuestran que los que se unen a la reserva quieren vivir más intensamente la experiencia militar.

Fuente: Observatorio de las Fuerzas de Reserva Militar

 
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